Plot
Mazinger Z es todo un icono del anime que forma parte de los recuerdos de incontables aficionados a la ciencia ficción, y no solo por la serie de dibujos animados original sino tambien por todo lo que generó en su momento. Por eso, esta Guía del coleccionista que ha elaborado Marc Escarrá y de la que nos llega el primer volumen es un gozoso viaje a un pasado irrepetible, en el que la televisión hacía volar la imaginación de los más pequeños y los más variados productos derivados hacían el resto. Este libro es una oda doble, a Mazinger Z, claro está, y al coleccionismo, y entendiendo ambas cosas entenderemos lo que supuso una serie mítica por el impacto que produjo. Y sí, es un volumen pensado para ofrecer algo que solo un coleccionista como Escarrá puede ofrecer, un repaso a su gigantesca colección, pero al mismo tiempo es un repaso formidable a Mazinger Z y, por el camino, también a la cultura popular de los años en los que llegó a España. Todo, además, está bastante bien documentados. No se trata únicamente de un compendio más o menos exhaustivo de fotografías de juguetes, álbumes, cómics y demás productos derivados, sino de entender la historia de cada elemento que forma parte de la colección del autor, con todos los detalles que este ha podido reunir sobre ellos.
Partimos, no obstante, de la serie. Mazinger Z, su emisión, sus capítulos, su doble, todo lo que tiene ver con la serie, cubre las primeras decenas de páginas del libro, porque para entender lo importante que es su coleccionismo hay que tener clara la trascendencia del material del que nacen tantos productos. Y una vez eso queda establecido, Escarrá se lanza de lleno a contarnos la profundidad de su colección. En este primer volumen tenemos la primera mitad de lo recopilado entre 1977 y 1992, una larga etapa que está determinada por la vida del doblaje y emisión originales. El libro no se queda en una simple colección de fotografías de los cientos de productos recopilados, sino que Escarrá encuentra los datos suficientes como para que cada uno de ellos tenga vida propia. No hay muchos coleccionistas de este calibre, por lo que es imposible que todo despierte recuerdos en cada lector, pero seguro que, si vivimos aquellos años, hay algo que nos hace recordar algún elemento que llegamos a tener en las manos. La portada con la que Fernando Güell Cano remata este libro es el detalle definitivo para que los aficionados de Mazinger Z sientan sin miedo que este es un volumen pensado para ellos, para rememorar épocas pasadas y para disparar la nostalgia. Es un libro precioso para todos los que vivieron aquella era y para quienes quieran entender como era el coleccionismo de antaño.