Una de mis dedicatorias favoritas, del gran Maruo, conseguida el 2 de febrero de 2014 en el 41 Festival de Angoulême. Fue increíble charlar con él (intérprete mediante), recordando su visita al Salón de Barcelona en 2004. Nunca olvidaré su colorido poncho a lo Chavela Vargas ni el apuro que sufrió, disculpándose y todo, tras pasar la mano sin querer por el dibujo (debajo del ojo izquierdo). ¡No somos dignos!