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Cómic realizado por la historiadora Marisancho Menjón, basado en el libro de esta historiadora titulado 'Salvamento y expolio, Las pinturas murales del Monasterio de Sijena en el siglo XX', aunque se limita a relatar sus años más difíciles desde su incendio y saqueo después de la Guerra Civil, hasta su reciente recuperación.
Este Monasterio posee una historia excepcional, fundado afinales del siglo XII, por la reina Sancha, esposa de Alfonso II, primer monarca d ela Corona de Aragón, fue Archivo Real, Panteón Real y uno de los lugares más emblemáticos de esa Corona. Allí profesaron damas nobles de los principales linajes de Aragón y de los condados catalanes más próximos, como Pallars y Urgel.
Tuvo un inmenso poderío económico, fue un gran señorío feudaly atesoró un riquísimo patrimonio artístico, con piezas extraordinarias que le dieron justa fama. En la Edad Media, fue casi como una extensión de la Corte, allí habitaban señoras vinculadas a la familia real, e incluso una infanta, doña Blanca, hija de Jaime II, fue priora del monasterio en el siglo XV.
Era la "casa madre" de la rama femenina de la Orden de San Juan de Jerusalén, o del Hospital. contaba con un estatus especial q ue lo hacai dueño de su patrimonio y nunca dependió de la jerarquía eclesiástica; hasta 1873, en que quedó incorporado al obispado de Lérida.
En decadencia dede finales del siglo XVIII, sufrió un duro golpe durante la Desamortización: privado de sus tierras, dejó de percibir rentas y pasó muchas penurias, aunque nunca fue abandonado por las religiosas. Su destrucción se produjo en 1936, varias semanas después de haberse iniciado la Guerra Civil. Fue incendiado y saqueado, y se perdieron algunos de sus tesoros. El resto de la historia hasta nuestros días es lo que te contamos aquí. es el relato de sus años más duros , más oscuros y difíciles. Pero también el inicio de su recuperación, el de la lucha por devolver a este tesoro y decisivo lugar su dignidad perdida, el rescate de años de abandono y pérdidas.
Un soplo de esperanza reaviva Sijena hoy. Pretendemos embrar en ti, lector, la curiosidad por conocerlo mejor, y que de ese conocimiento surja el deseo de protegerlo y amrlo. Sijena debería ser para todos un símbolo de valoración y de defensa del patrimonio de Aragón.