Plot
Me cuenta Pep, de nuevo, su obsesión por los viejos comic-books americanos, de los que internet le
abastece en más cantidad de la que un ser humano puede digerir. Como, a pesar de vivir en la misma
ciudad, nos vemos poco, calculo que la cosa debe de hacer ya unos años que dura, y ahí sigue: lo
que un día fue dominio de Chaland hizo un lugar a Wally Wood y aterriza, finalmente, en los oscuros
pulps del extrarradio del cómic, los verdes prados para pasto de majaras de las estéticas más radicales.
Por lo que sé, Pep va justito de inglés –también esto nos une–, con lo cual entiendo que todo esto le
entra por los ojos, madura en su cerebro, lo reinterpreta un poco a placer y, finalmente, lo devuelve al
papel, su hogar natural, en un artefacto pop a la medida de sus necesidades. Cuidado: las referencias
del Mundo Pérez son siempre más ricas de lo que aparentan –acabo de enterarme, p.e., de que “No
option” es en referencia al “No hay opción” de Parabellum– y en general incluyen su propia actitud
vital, con muchas ganas de color y de que pasen cosas. Un día vino por casa a ver si poníamos textos
a estas historietas y hablando vimos que no, que esto va a pelo, ¡las letras son para los cobardes! y
todo esto es magnífico tal cual. Hay que leerlo así, en este idioma invisible que Pep ha aprendido a
hablar con una fluidez académica, endemoniada y, por supuesto, extraordinaria.