Plot
En el año 2008 edité un cómic en colaboración con la Escuela de Arte Cruz Novillo. De esa manera celebramos un aniversario importante y salió muy bien. En principio era una colaboración puntual, pero luego llegó la pandemia. La Comicteca cerrada durante dos meses, la sala de juegos cerrada casi dos años y fue en esos momentos donde cambié de idea y decidí hacer un nuevo cómic.
Durante aquellos dos largos meses de confinamiento hubo una cosa que mantuvo a La Comicteca a flote. Una idea genial que partió de la CEOE de Cuenca: los vales. La gente me llamaba y compraba un vale que posteriormente, tras el confinamiento, canjearían en la tienda. La cantidad de vales vendidos me sorprendió mucho y me salvó el pellejo, literalmente.
Algunos vales eran adquiridos por clientes habituales, pero otros eran adquiridos por personas desconocidas. Unos y otros demostraron su solidaridad con hechos. Adelantar dinero es algo muy serio y más en aquellos momentos de incertidumbre que vivíamos. La ilusión que sentíamos en casa con cada vale vendido aún hoy me emociona.
Este cómic está dedicado a todos los que compraron uno de aquellos vales y a todos los clientes de La Comicteca, el punto de apoyo principal sin el cual una tienda no puede funcionar.
También va dedicado a otra persona a la que tengo mucho que agradecer. La que ha estado conmigo desde el principio. Sin ella La Comicteca no sería lo que es. Asumió este proyecto tan personal como propio y ha puesto en él todo el corazón que se puede poner: mi amada compañera de vida, Conchi. Gracias por aportar tanto trabajo y cariño. Soportar a un emprendedor en casa no debe ser nada fácil.
De nuevo la colaboración con la Escuela de Arte Cruz Novillo ha sido un verdadero placer. Los jóvenes autores que aquí se presentan están llenos de talento e ilusión y algún día veremos sus cómics a la venta en nuestras estanterías. Desde aquí les pido perdón por el retraso sufrido en la edición de esta, su obra